¿Pienso, luego existo?
A través del tiempo se ha mantenido presente la frase cartesiana "pienso, luego existo", pero, hasta ahora, su significado se ha tergiversado, y se ha ceñido a la interpretación de cada quién, usándose de distintas formas y aplicándose en distintos contextos de forma relativa, pero entonces ¿cómo debería aplicarse y cuál es su significado?.
Analizando tal frase en un sentido literal, es físicamente imposible su aplicación, puesto que es el existir lo que nos permite en primera instancia pensar, razonar, y con base en esto actuamos, lo que se traduce en todo lo contrario: "existo, luego pienso". Ya que hemos mencionado el acto, podemos sustituir existo por actúo, lo que le daría un mayor sentido práctico y aplicativo en la vida cotidiana.
Ahora, muchas otras personas interpretan el término pensar como reflexionar, refiriéndose a las acciones en las que podemos elegir si hacer el bien o el mal (subjetivamente, puesto que no son conceptos definidos), lo que le da mucha relatividad respecto a tales situaciones. Observando este proverbio desde otro punto, quizá el que tuvo el mismísimo Descartes, puede aludir a un sentido global de la persona, a su constitución cultural, y a la vida misma, algo similar a la posición que se toma al mencionar el acto.
En cuanto a lo abordado anteriormente, pienso que sólo 2 de los puntos de vista pueden sostener una posición que alude al sentido aplicativo y filosófico de la frase, en particular infiero que habla del acto con base en el pensamiento, pero aplicado al sentido global de la vida y la persona.
Walter Jesith Ochoa Escobar.